Desde el techo de la casa puedo ver las montañas, hace frío pero estoy tomando shots de whiskey, me hago creer que ayudan a generar el calor que la ropa no puede atrapar cuando estoy afuera.
Mantener la actitud a flote mientras todo sucede al mismo tiempo te hace sentir como si estuvieras en un río helado con la corriente más fuerte que has visto y no sabes nadar.
La desesperación de la soledad, el estrés de que por más que quieras el mundo no tiene pausa, el show debe continuar.
Los días amanecen tarde y son azules. A mediodía el sol refleja la nieve blanca encima de los árboles y los bancos de neblina hacen que lo único que puedas distinguir sean sombras borrosas de los troncos, las ramas y las montañas.
La chimenea da calor pero muy poca luz, en la noche me alumbra la lámpara junto al escritorio y la computadora en la que puedo escribir las cartas que nunca llegarán, no hay internet y aunque hubiera, estoy totalmente desconectado del resto del mundo de forma intencional.
Algunos árboles llevan años caídos, nadie se da cuenta, nadie los mira y así se deben quedar. Si lo piensas los ríos son la nieve derritiéndose de la cima de las montañas. A veces parte de la montaña se rompe y las piedras caen al fondo del río en donde se suavizarán después del paso del agua a su alrededor.
A veces tú eres la piedra en el fondo del río y nadie te puede sacar.
Amanece tarde y se hace de noche temprano. No sabes cuándo puede empezar a nevar. En las noches no se ven las auroras, no estamos lo suficientemente altos en el mapa para verlas y lo nublado del cielo tampoco lo permitiría. Tampoco se ven las estrellas, es total obscuridad.
Ps. Nunca entendí por qué la gente compraba autos grises hasta que los vi en la nieve, el color gris/plata en los autos es el que mejor se ve cuando todo alrededor es blanco, negro o gris.
Published by Julio Montaño on Aug 29, 2023